Un equipo
de voluntarias del Rastrillo Aragón se puso manos a la obra y construyeron
decenas y decenas de vencejos que nos acompañarán durante la gran fiesta del 22
y 23 de septiembre.
Un trabajo
en cadena que iniciaban las que tenían arte para el dibujo; las siguientes,
tijera en mano, recortaban las siluetas y, finalmente, las “hilanderas” les
ponían el hilo que les permitirá volar.
Esto
demuestra que tanto La Carrera del Gancho, como el Rastrillo cuentan con
grandes artistas que, juntos, construyen y producen cosas maravillosas.
Dos
proyectos relacionados en los que las personas con ideas afortunadas, las manos
habilidosas y la colaboración y participación son su mayor tesoro.
¡Gracias
por ese sprint final!
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