Al
ritmo de la OIGAN, -la Orquesta Intercultural del Gancho- finalizó
el domingo 22 de septiembre la 10ª Carrera del Gancho. Un proceso
anual, resumido en una fiesta de sólo un fin de semana. Se dice
pronto. Parece poco.
Sin embargo, significa mucho más de lo que
muestra. Porque para que haya sido posible ha habido mucho trabajo
realizado: de reflexión, de evaluación y planificación, la
imaginación y la creatividad, la búsqueda de recursos, las
actividades y los talleres, los ensayos, las gestiones, los
contactos, las comisiones, las reuniones de barrio, y hasta los
problemas. Y en especial quedan atrás, -pero van posándose,
asimilándose-, los pequeños momentos, las pequeñas historias, los
instantes, que día a día, construyen la Carrera, y dan sentido al
proceso que es lo verdaderamente importante.
Atrás
queda lo compartido, lo aprendido, lo sentido, lo vivido. Porque lo
esencial de la Carrera es la forma de hacer las cosas, cómo se
organiza y se crea la fiesta, cómo se construyen los contenidos, el
discurso, la estética, y cómo se incorporan a lo largo del tiempo
las ideas de unos y otros, cuidando al máximo la coherencia y la
filosofía de fondo. Y creamos la Fiesta facilitando el mayor número
de momentos de encuentro, de intercambio, de reflexión conjunta y
propiciando la interrelación entre personas que genera el
reconocimiento mutuo entre vecinos y vecinas, entre personas,
generaciones y culturas.
Esos
momentos vividos son los que dan el sentido a la fiesta. Y esa
construcción común y conjunta, es con la que año tras año,
lentamente, se identifican los niños y niñas, las familias, los
mayores del barrio, y esa forma de hacer se la apropian los
colectivos y entidades, los profesionales y voluntarios y también
las instituciones, más y más conscientes, de que es en ese
recorrido, lento, vivido, como se hace realidad una forma diferente
de hacer y vivir la Cultura. En todo el proceso anual es donde el
Barrio del Gancho profundiza en lo social, en lo educativo, donde
consigue alcanzar mayor calidad de vida, mayor vivencia cultural,
porque todo ello forma parte del sentido y del método, y donde
todos, estemos un instante o implicados intensamente, protagonizamos
el proceso.
Esta
forma de hacer la Carrera del Gancho, se consolida poco a poco como
Patrimonio Social y Cultural del Casco Histórico y de Zaragoza. Y
tan artística es la forma como el contenido de esta apuesta de
dinamización total, en la que todo es posible y donde no importa
sólo lo que hacemos sino cómo lo hacemos, y donde importa lo
global, el conjunto, el discurso total. Pero también importa mucho
que cada espacio, contenido o propuesta “funcione” por sí mismo,
ya sea educativo, de salud o de medioambiente, de música o danza, de
teatro o circo, de arte urbano o de creación plástica, deportivo,
lúdico o gastronómico. Y que en su desarrollo haya reflexión,
creación, sensibilización o denuncia y siga todo ello contribuyendo
a la necesaria transformación social del barrio.
Pero
sobretodo, a quienes la protagonizan, les cambia la vida. Y es que a
los niños y jóvenes especialmente, pero también a los adultos y
mayores, a las familias y a los vecinos y vecinas en general,
convertidos en artistas en el escenario, en la calle, o en el local
de ensayos, o colaboradores en su organización, creando la
decoración, colaborando con su casa o su balcón, con su tienda o su
local y a los que cantan, bailan, juegan o hacen teatro, poesía o
circo, lo vivido les impacta y les conmueve.
El reconocimiento
sincero de los demás, de la prensa o de las instituciones, en forma
de aplausos o palabras, de sonrisas o muestras de felicidad y
agradecimiento que los espectadores de la Fiesta, les emociona y
refuerza. Pero muy especialmente el reconocimiento que sus propios
vecinos, amigos o conciudadanos, les regalan a lo largo del año, en
la calle, la tienda, el centro educativo o de salud, el lugar de
formación o de trabajo,…, transforma su vida, y les convierte en
mejores personas, y mejores vecinos/as. Y activa su conciencia y su
capacidad de participación e implicación en todo aquello que les
afecta como ciudadanos/as.
La
Carrera le debe mucho al Gancho, que año tras año se moviliza y
se implica cada vez con más energía y con más facilidad. Y le debe
mucho a las más de 150 instituciones y colectivos implicados, a los
más de 150 vecinos/as y colaboradores, a los más de 400 artistas
que actuaron ante las más de 10.000 personas que participaron en la
fiesta final. Y le debe mucho más a todos los que se implicaron
intensamente a lo largo del año…
Y
el Gancho, que tanto se ha transformado en 10 años, le debe mucho
a la Carrera.
José
Manuel Latorre “Seve” coordina la Carrera del Gancho desde su
creación.
Fotos de Estefanía Abad de A54insitu.
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